Los jugadores argentinos más tarde se quejaron del juego áspero de los uruguayos durante el partido, mientras que sus rivales también se quejaron de la agresividad de los espectadores locales, quienes le arrojaron botellas al final del partido. El partido continuó sin que se convirtieran más goles y, tras jugarse los noventa minutos, debió definirse en tiempo suplementario. El 21 de diciembre de 1986, en un partido disputado en el Estadio de Balaídos ante el Celta de Vigo, el guardameta canterano José Antonio Gallardo sufrió un choque con el delantero brasileño Baltazar del cual en un principio se recuperó satisfactoriamente, pero diecisiete días después del golpe cayó en estado de coma.