Entre ellas, se contempla que los ciudadanos de países europeos no puedan en el futuro ocupar puestos en los consejos de administración o en la dirección de empresas estatales rusas, puesto que dicha práctica constituye «corrupción estratégica». Ofrecer «puestos bien pagados en los órganos de dirección» de empresas estatales es «desde hace tiempo un elemento importante» de la estrategia del Kremlin para ejercer influencia política en la Unión Europea, asegura la carta citado por el diario.